
Cocinar, limpiar, cuidar de las niñas y los niños, acompañar a personas mayores o con discapacidad: todas estas tareas, esenciales para la vida, siguen recayendo en su mayoría sobre las mujeres y, en la gran mayoría de los casos, no reciben remuneración. Según el DANE, las mujeres en Colombia trabajan un 33% más que los hombres si se suman las horas de trabajo remunerado y no remunerado.
De las más de 54.900 millones de horas anuales que las mujeres destinan al trabajo, el 65% corresponde al cuidado y las tareas domésticas no pagadas. En contraste, los hombres dedican menos del 25% de su tiempo laboral a estas labores. En Bogotá, 9 de cada 10 mujeres realizan trabajo de cuidado no remunerado, frente a 7 de cada 10 hombres, lo que revela una brecha profunda en la distribución del tiempo, la autonomía y las oportunidades.
Esta desigualdad no solo afecta la economía del hogar: también impacta la salud física y mental de las mujeres, limita su acceso al empleo formal y perpetúa la pobreza de tiempo, un concepto que, como explica la politóloga Gigi Borré, se traduce en menos espacio para el descanso, la formación o el autocuidado.
A pesar de que este trabajo sostiene la vida y la productividad del país, su valor económico sigue sin reconocerse plenamente: la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que, si se contabilizara, el cuidado equivaldría al 9% del PIB mundial. Frente a esta realidad, Bogotá se ha convertido en referente nacional e internacional en la construcción de una política pública que reconoce y transforma las desigualdades del cuidado.

El Sistema Distrital de Cuidado, liderado por la Secretaría Distrital de la Mujer e implementado junto a 24 entidades del Distrito, es una apuesta pionera en América Latina para reconocer, redistribuir y reducir los trabajos de cuidado no remunerado. Desde su creación en 2020, el Sistema ha consolidado una red de 25 Manzanas del Cuidado distribuidas en distintas localidades, además de estrategias móviles como los Cuidados Itinerantes, los Buses del Cuidado y los Cuidados Comunitarios, que llevan los servicios a zonas rurales y urbanas donde más se necesitan.
Desde su puesta en marcha en 2020 hasta la fecha, el Sistema ha brindado más de 6 millones de atenciones a mujeres y personas cuidadoras, ofreciendo formación, bienestar físico y emocional, acompañamiento psicosocial y jurídico, lavanderías comunitarias y actividades recreativas y culturales.
Cada una de estas Manzanas del Cuidado ofrece una alternativa concreta frente a la sobrecarga de las mujeres cuidadoras: mientras ellas estudian, descansan o fortalecen sus proyectos productivos, las personas que dependen de su cuidado —niñas, niños, personas mayores o con discapacidad— participan en actividades simultáneas de atención y acompañamiento especializado.
Esta redistribución práctica del cuidado permite que las mujeres ganen tiempo propio y avancen hacia su autonomía económica, física y política. La secretaria distrital de la mujer, Laura Tami Leal, ha señalado que esta política “no solo reconoce el trabajo que por años ha sostenido la vida sin reconocimiento ni remuneración, sino que también transforma los imaginarios culturales que asocian el cuidado únicamente a las mujeres”. El Sistema, añade, “es una apuesta por la corresponsabilidad: entre el Estado, la sociedad y los hogares”.
¡En Bogotá, cuidamos a las que nos cuidan!